Debo decir, antes que nada, que cuando recibí la invitación a escribir estas líneas, a más de sentirme muy honrada, me emocionó la idea de conocer también yo el testimonio de 100 mujeres de Schoenstatt alrededor del mundo .
De hogar católico y educación salesiana, iba construyendo mi identidad, fortaleciendo mi ser de hija de María, que lejos de ser un sentimiento juvenil, se transformaba en una madura decisión por seguir sus enseñanzas y su ejemplo.
Pero debo decir que mi experiencia con Dios no se dio un día en especial, en algún evento, en particular, sino lo sentí desde pequeña, como algo natural. Si bien al principio lo sentía como poderoso y quizás castigador, a lo largo de los años, fui viviendo una relación misericordiosa, de mucho amor.
Pero mi relación con El fue mucho mas fuerte, cuando en el 2.003, junto con mi Partido “Patria Querida” ingresé al Congreso de la Nación como Senadora Nacional.
Más que nunca, puse en manos de Dios y María diariamente mis quehaceres Parlamentarios. Trabajé denodadamente para todos, jamás pregunté a qué Partido pertenecía el ciudadan@ que se acercaba pidiendo ayuda.
Fueron muchas las situaciones altamente stresantes las que debimos atravesar. Si bien, nunca sentí ninguna discriminación por mi condición de mujer, ya que venía de un Colegio de niñas y abracé una profesión ejercida mayoritariamente por mujeres, fue en la Política donde encontré un mayor desafío. Para demostrar capacidad, el esfuerzo debe ser superior a la de cualquier hombre. A igual esfuerzo éste se gana el espacio. Esto vi repetirse en varios ámbitos y áreas de la vida.
Pero lo que encuentro realmente humillante, es que el cuerpo de la mujer sea un elemento amenazante para ella misma.
En muchísimos casos, para obtener un trabajo o la promoción a un cargo superior, la misma debe ceder a presiones sexuales, que conforme el estado de vulnerabilidad que atraviese, la convierte en presa fácil de los que desean aprovecharse de ello.
Por otra parte, me vi obligada a defenderla en cientos de casos, cuando en ronda de charlas, o hasta sesiones del Senado, escucho cómo desean desprestigiarla, no emitiendo argumentos contra sus ideas con la que no están de acuerdo, sino apelando a expresiones como: ”ésta gorda …” o “miren lo que dice la petisa…”
Sin embargo, es muy difícil escuchar debates que a fin de sostener una idea contraria a la expresada por un varón, se recurra a apelativos como “este pelado …! o “ escúchenlo al panzón…”
Es una manifiesta falta de respeto lo que se realiza contra la mujer, quien debe adoptar posturas muy firmes a fin de enfrentar tales situaciones.
Finalizado el mandato en el 2.013, volví de lleno a mi profesión, pero un año después, junto con el P. Pedro K…… , y un grupo de jóvenes, incursionamos en el desarrollo de la FUNDACION PARA LA PROMOCION DE LOS VALORES Y PREVENSION DE LA VIOLENCIA (FUNDAPROVA) y dentro de la misma, el Proyecto CASA MADRE DE TUPARENDA, una casa donde recibimos a jóvenes varones entre 16 y 18 años de edad, quienes reciben una capacitación integral , a fin de re-insertarse a la sociedad, encaminándolos igualmente al mercado laboral.
Son jóvenes que consideramos víctimas de esta Sociedad, que no le otorga ninguna oportunidad. Por más de desear educación o trabajo, le son negados por la Comunidad, arrojándolos a una vida delincuencial, principalmente cuando su entorno familiar ya se halla incursionando en ello.
Busco afanosamente la justicia en este mundo y será muy difícil que desista de ello y quizás más que la justicia, una vida digna para todos.
Es muy importante interesarse en los demás, ver de qué manera se puede aportar algo para que mejoren su calidad de vida, por sobre todo para que sean más felices.
Me encanta realizar esta tarea, no puedo evitar hacerlo diariamente y en silencio, con aquellos que me solicitan ayuda. Pienso que si todos nos involucráramos con el otro, este mundo sería muy distinto y ello no es imposible, es solo una decisión.