Sandra Moura Belo

Nacida en 1971, madre de 3 hijos, estudió psicología y obtuvo el máster en psicología científica. Es consejera de padres desde 2008 y coach de vida desde 2009. En 2008, junto con un amigo y un colega fundó el primer proyecto portugués de coaching para padres – „Family-Coaching“ – en el que trabaja en conjunto con madres y padres, así como con educadores profesionales, de muchos niños de todo el país. A través de este proyecto quiere cumplir la misión que Dios le ha dado. En 2017 recibió el certificado de Asistente – Montessori  (de 3 a 6 años).

Pertenece a la Liga de Mujeres y Madres del Movimiento de Schoenstatt.

¿Qué experiencias te han formado como mujer?

  • Ser la primera hija de mis padres y nieta de mis abuelos.
  • Haber vivido todo un año escolar con mis abuelos maternos; mi abuela fue mi modelo e inspiración como mujer (fue la que me enseñó a cuidarme, rezar, coser, planificar mi tiempo)
  • El hecho de ser hija de una profesora y que por ello, mi madre pudiera pasar mucho tiempo con nosotros durante las vacaciones; creo que la profesión de mi madre también inspiró la mía (psicología, educación, coaching para padres)
  • Ser madre – ser madre de mis tres hijos me ha hecho cambiar mucho como persona y como mujer: he experimentado mis límites pero también he podido crecer más allá de mí misma; he aprendido que mis hijos no me pertenecen y que mi misión es apoyarlos compartiendo con

ellos aquello que yo creo para que se desarrollen. Ser su madre fue un medio importante para mi propia autoeducación. Todo  lo que dicen y hacen, me insta a desarrollarme, a reflexionar, a rezar más…

  • Crear mi propio proyecto, el coaching familiar, en un momento en que mi propia familia se estaba desmoronando.  Sentí que como madre y esposa tengo una misión en este mundo a través de mi profesión: apoyar a los padres y madres a vivir una vida más feliz, más equilibrada y más plena, al vivirla en mayor sintonía con los valores de su familia.

¿Cuándo has experimentado a Dios en tu vida?

  • El primer recuerdo que tengo es a los nueve años. Viví con mis abuelos durante un año y luego fui a clases de catecismo (mi madre siempre dijo que yo misma lo había pedido).  Fue así como también mi madre volvió a su vida espiritual.
  • Después que terminé las clases de catecismo permanecí en el grupo de jóvenes. Fui catequista desde mi tiempo de universidad hasta el nacimiento de mi primera hija.
  • Estando con mi ex-marido, conocí Schoenstatt a través de un sacerdote de mi parroquia. Participé en un grupo de parejas en el Santuario de Lisboa y más adelante dirigí con mi ex-marido uno de esos grupos. Durante la relación con mi ex-marido y el comienzo en el Movimiento, «reactivé» mi relación con Dios y descubrí  a la Virgen como una forma  para llegar a Dios y a Jesús.  Diría también, que a través de mi maternidad se profundizó  aún más mi relación con María.
  • En 2007 mi ex marido y yo nos mudamos con los hijos pequeños (6, 4 y 2 años) a Inglaterra.  El 6 de enero de 2007 sellé mi Alianza de Amor y el 12 de marzo dejé Portugal. Hoy sé que no fue casualidad que sellara mi Alianza de Amor en el día de la Epifanía del Señor y que iniciara así un nuevo camino. Estoy convencido de que desde ese 6 de enero, María siempre está de manera especial conmigo (desde ese día tuve una mayor certeza que Dios me ama especialmente, que está siempre presente y guía mi vida, que está dispuesto a acogerme.
  • El 8 de diciembre de 2008 fue la hora del nacimiento de nuestro Santuario Hogar. El camino hasta llegar allí fue difícil. Estaba a poco de divorciarme pero sentía que esto tenía sentido. En ese tiempo hice la preparación del Santuario Hogar con un grupo de parejas. Sentí que era importante ser el alma de mi hogar y por eso animé a mis hijos y juntos hicimos nacer el «Santuario de la Felicidad y la Acogida».

¿Cuál crees que es el desafío para la mujer en el tiempo actual?

  • Ser fiel a mi ser de mujer y responder activamente a los desafíos de este mundo (creo ciertamente que cada una puede descubrir en su propio ser lo que es capaz de darle al mundo en el ámbito laboral; también ser un signo de Dios y ejemplo de María en medio de su familia). Encontrar el equilibrio necesario y esto por una misma (no por los demás), aceptarse a sí misma y aceptar a los demás como imágenes de Dios. Conservar la libertad interior para descubrir la voluntad de Dios en cada momento. Ser capaz de vivir con paz interior para colaborar en la construcción de un mundo mejor, un mundo donde haya paz, libertad, alegría, respeto… AMOR.

¿Qué quieres cambiar a través de tu vida en este mundo?

Desde mi juventud llevo en mí un sentido por la misión.

Esta oración, que escribí en el verano de 2017 en el Santuario de Aveiro y que rezo diariamente, da la dirección a mi vida y expresa mi deseo de dejar una huella en el mundo.

Santa Madre,

que cada día de mi vida, sea un espejo tuyo junto a los demás.

Que respete la libertad de todo el que se cruce por mi camino.

Que acoja a todos los que se acerquen a mí y los respete en su originalidad.

Que cuide de mí misma, de los demás y del planeta que Dios Padre nos ha regalado (a mí y a los demás).

Que viva en la alegría y los demás me vean como un signo de esperanza.

Que mi hablar y mi actuar estén en armonía.

Que sea perseverante y paciente en medio de los desafíos de la vida.

Que aprenda a confiar en ti, mi Padre celestial, y en los demás.

Que viva unida en Alianza de Amor al Padre Fundador y cada día aporte con mi Capital de Gracias.

Mi ideal es: «Recibe y da, vive con alegría». Sé que puedo ponerlo en práctica allí donde estoy: en mi trabajo con miles de padres y profesionales que trabajan con familias; en mi propia familia, con mis hijos; en mi familia más amplia (padres, hermana, sobrinos y cuñado); con mis amigos, en mi grupo de madres, con mis vecinos; en mis relaciones…